domingo, 2 de septiembre de 2007

El Concepto de Dios en nuestras Vidas

El Concepto de Dios en nuestras Vidas
Por C.R.

El tema que voy a tratar es acerca de la influencia del concepto de Dios en nuestras vidas.
En el día de hoy han estado trabajando con el cuerpo, han estado trabajando partes bastante importantes del ser, han estado trabajando con el alma. Lamento comunicarles que ahora van a tener que empezar a trabajar con la cabeza.
Como ustedes saben, los teólogos somos especialistas en pensar y en complicar las cosas. En positivo podríamos decir que vamos a hacer una especie de yoga mental y poniéndolo en negativo mi objetivo es tratar de problematizar los conceptos con los que cotidianamente nos manejamos.
Creo que hay varios caminos para poder trabajar con uno mismo. Uno es tratar de encontrar la paz interna, tratar de buscar la luz interna, tratar de llegar al centro de cada uno. Pero muchas veces para lograr el centro uno tiene que dejar estructuras, tiene que romper estructuras, tiene que, de alguna forma, dejar ciertos elementos que lo están atando.
Mi trabajo básicamente es ese. Vamos a tomar ciertos conceptos que aparentemente son conceptos y son palabras y es cierto, son eso. Pero no solamente conceptos y palabras.
Ustedes saben que la energía sigue al pensamiento, como dicen en meditación. Nosotros, por vivir en occidente, tenemos una formación que nos viene dada desde que nacemos, no solo de nuestros padres, sino desde la cultura, desde la religión.
Todos nosotros hemos nacido en un contexto cristiano y por lo tanto los conceptos están dentro de la cultura, están dentro de nuestra forma de pensar, de relacionarnos, de ser. Esos conceptos, no solo están presentes en nosotros como algo que tenemos incorporado, sino que tienen fuerza, tienen poder. Tanto poder tienen, que actitudes básicas nuestras, como el manejo del cuerpo, de la sensibilidad, de la percepción del mundo, están condicionados por ellos.
La primera tesis que tendremos que empezar a trabajar con el cerebro es, así como pienso a Dios, así es mi vida. Esto que estoy diciendo no es un discurso simple. Habría que entender que el concepto de Dios que uno tiene incorporado, es el que detemina nuestro mundo de relación con la naturaleza, con los seres humanos, con nuestro propio ser.
No es lo mismo pensar que Dios ama, a pensar que Dios castiga y lo que hemos aprendido es que Dios ama, pero también hay un pequeño subterfugio que nos dice que Dios castiga, Dios es amor, pero también Dios castiga. Dios mata. De lo contrario remitámonos a las sagradas escrituras. Se podría decir que un ochenta por ciento es la historia de un Dios que castiga que mata. Claro, los pensamientos pueden disculparlo, las teologías lo disculpan, o lo interpretan, o lo reinterpretan.
No nos proponemos discutir ideas, ni diferentes tesis teológicas, sino ver cómo ese concepto lo tenemos tan inscripto uno no puede zafar de él así no más. Hay que hacer un trabajo bastante amplio y tiránico con uno mismo, de romper estructuras internas que han llegado a tal punto que entran en nuestra emoción, en nuestro andar y sentir.
Entonces, la primera tesis básica del día de hoy es, así como pienso a Dios, así es mi vida y ya que están en esta onda meditativa, por qué no tomamos un minuto para que cada uno piense qué es lo que piensa de Dios.
Porque ojo, se puede decir, yo la tengo clara, pero en la primera culpa, la primera angustia, está presente si se está salvado o no, si se es feliz o no.
Nunca les pasó decir 'que buen momento este, es un momento excelente, ya va a venir la cruz'. Nunca les pasó pensar que de alguna forma si te va bien, te va a ir mal. Que nosotros somos copartícipes de Cristo, pero por otro lado también somos co-dolientes de él. No les parece que vivimos en un valle de lágrimas. Les pido disculpas porque hasta hace un momento estabamos volando muy alto (haciendo meditación) y ahora vengo a plantearles la realidad de los conceptos que vivimos, que tenemos que romper o mejor dicho amar, porque por algo nos tocaron y aceptarlos y decir, bueno, adiós conceptos y esa sería un poco la idea, pero tenemos que enfrentarlos porque si no los enfrentamos no vamos a poder cambiar. Porque si hago una meditación y estoy super enchufado y cuando salto digo, no tengo dinero, qué voy a hacer sin dinero, será que Dios me está castigando.
Es más, si con las capacidades que cada uno tiene no está mejor, puedo aventurarme a decir que es porque básicamente hay mandatos o conceptos que no son solamente psicológicos, que no tienen que ver con la familia y con un montón de cosas que hemos recibido. Hay mandatos que tienen que ver con lo religioso espiritual que hemos recibido y por eso estoy enfocando este tema desde lo teológico. No estoy hablando de mandatos en la cultura que tienen que ver con tendencias llamémosle psicológicas o psíquicas, estoy diciendo que hay ciertos conceptos que nos han venido dados desde la religión y que han sido acuñados por teólogos. Entonces esto que estoy haciendo sería una reparación histórica, si estamos frente a un nuevo paradigma de alguna forma hay gente que empieza a brillar y hay gente que tiene que apagarse.
Quien me precedió, Celia, decía que las ideas tienen que acabarse. Si bien eso es muy correcto, tiene que haber algunos dinosaurios que digan, la verdad nos equivocamos, o, hicimos lo que pudimos. De todos modos basta, hay que cambiar el paradigma, hay que empezar a sentir y hay que ver por qué uno no siente.
Nunca les llamó la atención que cuando uno va a una parroquia o iglesia, la mayoría de la gente siempre profesa y nunca practica. Celia lo decía, hay mucha gente que hace meditación, pero en realidad no es coherente con lo que vive después. ¿Por qué pasa eso? ¿es una negligencia humana? ¿es una especie de estigma que tenemos? ¿es el famoso pecado original? O será un super mandato que tenemos que nos condiciona en la forma de vivir.
Si uno cree algo y no lo puede practicar es porque, o no lo cree o hay algo que le impide que crea. ¿Y por qué no lo cree? Evidentemente porque no puede. Hay algo que lo está condicionado y ese condicionamiento está vinculado al concepto de Dios que tiene. Claro que esto se puede ampliar mucho más. Podríamos tener un panel en el que se expusieran diferentes enfoques, en este momento el ángulo desde donde lo estoy analizando es el teológico.
La paradoja plantea desde siempre que la gente cree pero no practica, ¿y por qué no practica? Quizá porque no puede, porque para practicar le haga falta revisar ciertos conceptos, empezar a manejar el cuerpo, etc.
Pero ojo, si no los reviso, puede ser que deje el cristianismo y que me incorpore a un movimiento distinto, que empiece a hacer meditación, o que comience a hacer otro tipo de actividades. Si no tomo conciencia del lastre que tengo, de lo que me pesa esta concepción, llamémosle en este caso de Dios y ahora vamos a empezar a puntualizar.
Es muy posible que empiece a hacer una actividad nueva, pero con conceptos viejos. Antes iba a misa y comulgaba, me confesaba, pero volvía a repetir lo mismo. ¿Por qué repetía lo mismo?, porque en realidad no estaba arrepentido y tampoco me interesaba arrepentirme, porque consideraba que lo que estaba haciendo estaba bien. Si antes me pasaba eso y vivía, llamémosle de manera incoherente, o no practicaba aquello que decía que creía, no les parece que eso pasa también cuando uno se incorpora a otra actividad, trabaja en otras cosas, en otro ámbito y sigue ocurriendo lo mismo. De alguna forma se trata de incorporar conceptos nuevos pero hay como un atolladero.
En Mendoza hay acequias y a veces cuando se juntan muchas hojas se forma lo que se llama un tapón y el tapón hace que el agua no pueda llegar donde tiene que llegar, se desborda. El trabajo que les propongo, que parece que no es trabajo porque es pensar, pero que demanda bastante esfuerzo, es tratar de ver cuál es el tapón de mi concepción de Dios, que me impide que el agua o la energía verdadera a la cual mi alma quiere llegar, no puede manifestarse.
Todos tenemos una especie de tapón de hojas que hace que el agua se desborde y cómo se desborda, por ejemplo voy a hacer una meditación y sale cualquier cosa, estoy elevado y a los dos minutos me sobreviene un ataque de ira. Obviamente que hay muchas cosas que tienen que ver con la conformación síquica de cada uno, con las experiencias vitales, pero hay una parte muy importante y ese es mi trabajo de hoy, de que uno pueda reconocer que internamente hay un concepto de Dios que todavía no dejó de lado. Uno puede hacer muchas cosas, trabajar con piedras y muchas otras tantas cosas, pero hasta que no pueda sacar a la luz y no lo pueda ver, nos va a seguir complicado la vida y nos va a impedir hacer lo que se quiere, va a impedir practicar lo que se dice querer practicar.
Quieren tomarse sesenta segundos para pensar qué es lo que ustedes piensan de Dios y después de eso les empiezo a explicar lo que siempre aprendieron de Dios y de que manera ese concepto nos está complicando la vida.

La primera paradoja que aparece es cuando Jesús comienza su predica en lo que se llama el sermón de la montaña. En Mateo 5, 6 y 7 podemos encontrar la doctrina básica de Jesús que aparece en los cuatro evangelios. La doctrina básica de Jesús habla de la felicidad. Todo el trabajo de Jesús cuando empieza sus discursos es dar la bienaventuranza. Es decir, Jesús plantea que el ser humano nació para ser feliz y da como las herramientas. Es más, si uno se pone a investigar profundamente, van a ver que el ser humano es un ser que no solamente nació para ser feliz, es un ser humano que ya es feliz, ya es alegría, simplemente tiene que reencontrar el camino de lo que ya es.
Jesús nunca habló de pecado original, nunca habló de pesadas cargas, estas son elucubraciones teológicas. Si uno se detiene a examinar qué es lo que dice Jesús, suena muy sintomático que comience hablando de la felicidad. Uno dice, un maestro de la humanidad va a hablar de algo específico, el señor Buda obviamente, da como un sistema para salir de la ignorancia, se pregunta por la causa del dolor.
Es curioso que el maestro Jesús cuando empieza a hablar, su mensaje básico es sobre la felicidad, o la bienaventuranza, que todavía es aún mucho más interesante. Bienaventuranza en castellano designaría algo dinámico, equivalente a lo que sería una fórmula, para que en la aventura de vivir, a las personas les vaya bien. No es una fórmula para salvarse cuando un día ese ser se vaya al cielo, sino un sistema para estar bien acá y cuando muera sea felizmente. Eso es la bienaventuranza.
Curiosamente Mateo 5, 6 y 7 empieza a trabajar esquemas muy precisos. Un esquema que siempre trabaja es el de la coincidencia en el tiempo. Aparece al final del capítulo V, en el medio del capítulo VI y en casi todo el capítulo VII. Coincidir en el tiempo. Sin ir más lejos, fíjense en el Padre Nuestro, en una de las peticiones está diciendo, "danos hoy el pan cotidiano, el pan de cada día". No pide el pan para dentro de cinco meses, no pide comida o cobijo para siempre, lo está pidiéndolo para hoy, porque en realidad ahora es lo único que tenemos, nada más. El pasado pasó, el futuro no está y en realidad no sabemos, nadie tiene la vida comprada, no sabemos si en dos minutos podemos morir. Por lo tanto la fórmula que está dando es, coincidir en el tiempo y si se coincide en el tiempo se va caminar correctamente y se va a llegar donde se tiene que llegar.
Entonces, el gran trabajo sería, aprender a coincidir en el tiempo para aprender a ser feliz. Y todas las cosas que empieza a ver Jesús tienen que ver con ese tema, quiere gente feliz. Un poco el esquema que hemos estado trabajando con Inés y con Celia y que vamos a seguir trabajando a la tarde.
Ahora la paradoja sería, si Jesús quiere gente feliz, cómo terminamos en el cristianismo. Como puede ser que una doctrina que te estaba enseñando a que vivas bien, haya generado guerras, muerte, matanzas, destrucción, dolor. No es algo paradójico?
Ojo, todo lo podemos explicar, y más los teólogos, para todo hay razones y razones muy precisas, pero el problema no puede ser tan complicado, o te doy una doctrina para que seas feliz o no, y si te la doy, por qué no la cumplís. Porque hay conceptos, hay ideas madre, hay ideas de poder que de alguna forma te han ido modificando y han generado nuestra cultura, que tiene elementos muy buenos, pero a su vez tiene elementos de mucha destrucción y mucha tristeza, que tenemos que dejar de lado. Tenemos que dejar de lado la tristeza obviamente, pero no podés dejar de lado la tristeza sin saber por qué se produjo, cuál fue la causa.
Un poco el esquema de hoy es poner un granito de arena a alguna de las causas de por qué vivimos mal, de por qué Dios se mete hasta en nuestra vida sexual o en nuestra vida económica y es más, por qué Dios se mete, por qué tiene tanta injerencia cuando en realidad hay cosas que tiene que hacer uno y no Dios. La tan mentada voluntad de Dios, famosísima, hay que hacer la voluntad de Dios, que siempre está ligada a un código moral y no necesariamente a un código de vida. Una cosa es la ética, como después va a hablar nuestro querido Dr. Carlos, y otra cosa es la moral entendida como cultura. Hay cosas que tienen que ver con conductas aprendidas pero que no son de adentro, que no son del corazón. Pero claro, como vas a poder hablar del corazón si estás tarado por conceptos que no te dejan ver. Entonces, el trabajo es destaradarse. Esta sería la introducción.

Cuál es el concepto de Dios que nos han enseñado, que quiero dejar claro que no es el concepto de Jesús, porque por lo menos en los Evangelios no aparece. No estoy haciendo una herejía clásica al decir esto lo dijo Jesús y esto lo dijo la Iglesia. No. No es un problema de Iglesia o del cristianismo. Es un problema mucho más complejo.
Lo que quiero tomar son esos conceptos que tenemos adentro y que nos modifican la vida. Cuáles son los conceptos de Dios que nos modifican la vida. Primero, que Dios es inmutable. Esta es una propiedad que significa que Dios no cambia, que está fijo. Dios ya es, Dios creó y ya está. Dios es eterno. Nosotros no. Dios es inmenso, Dios es omnipresente, está en todos lados, siempre está. Dios es perfecto, y acá tenemos uno de los temas más complicados.
Nos han enseñado que Dios es perfecto. Curiosamente cuando hoy a la tarde escuchen las charlas acerca de budismo y después vean el esquema sobre chamanismo, van a ver que el concepto de Dios que tienen no es ese. Si nosotros pensamos que Dios es perfecto, Dios está cerrado, ya está acabado. Y por qué Dios crea? Y crea porque ama. La criatura es imperfecta y tiene que llegar a ser perfecta como ya es Dios, pero Dios ya es perfecto y si lo es no cambia, es inmutable. Por lo tanto las leyes que dio, por ser inmutable, no cambian, ya está todo dado. La perfección en Dios no entra entonces, en el fondo los que tienen que avanzar son las criaturas y no él, él ya está, ya es, ya está acabado.
Ustedes saben que en ninguna concepción antes del cristianismo aparece este concepto así. Sí, se puede decir en una concepción filosófica, pero no en una concepción religiosa que ha entrado en la cultura. Para un Hindú, inclusive para un judío, Dios es perfecto, pero más o menos, tiene celos, envidia, se enoja. Es decir, Dios está en movimiento, hay movimiento en Dios. No es un ser perfecto, redondo y acabado. Nosotros padecemos de ese mal, sentir que Dios ya es, ya está terminado y como ya está terminado de alguna forma ya están todas las respuestas dadas.
Para la mayoría de las religiones antes del cristianismo, Dios es perfectible pero no perfecto. Se entiende esta diferencia. Espero que les moleste esta diferencia así hacemos un poco de yoga metal. No quisiera que esto fuera una charla no más. Porque ojo, esto está metiéndose en nuestra propia raíz, lo tenemos en la cabeza, no en nuestro corazón pero sí en la cabeza. Dios es perfecto, no me lo cambien a Dios por favor.
Para mí es perfecto porque el es mi creador, pero debe haber también algo en el que está avanzando. Nunca les llamó la atención que el problema del mal lo tiene el ser humano. El problema de la imperfección siempre tiene que estar en el ser humano, es como que Dios permite que haya mal y el está bien, porque el es bueno, nosotros somos los malos.
Nunca se cansaron de ser siempre los malos, los imperfectos, los que no funcionan y que Dios sea perfecto y que haya que alcanzar la santidad. Ahora estoy jugando con paradojas, es decir, saben por qué no queremos alcanzar la santidad, porque nos parece absolutamente aburrida. Y por qué, porque de alguna forma tenés que llegar a ser una bola perfecta como es Dios.
Imagínense el esquema que tenemos de futuro que es la famosa visión beatífica después que nos muramos y es una especie de visión inmutable, de algo perfecto.
Obviamente, cuando vos ves tu realidad, ves tu mundo emocional desequilibrado, ves tu cuerpo que no funciona muy bien, ves un montón de situaciones que te pasan, decís, para llegar a ser santo, o para llegar a estar bien, eso será para otros, en otra vida o en otra circunstancia, no es para mí. Yo tengo que vivir, comer, bancarme, aceptarme como soy, y bueno, hago lo que puedo.
Pero, cuando hablamos de Danza con el Espíritu, el espíritu de lo que hablamos es tratar de llegar a entender eso. No puede Dios estar demasiado lejos de mi vida, no puede ser que Dios no esté ahí, es más, si no está ahí no está en ningún lado. Cuando uno empieza a trabajar con el corazón, lo que es verdad es verdad.
Piensen cuantas horas hemos ocupado en pensar a Dios, trabajando la intensión y el sentimiento porque el sentimiento es y cuando uno lo empieza a trabajar es algo tan matemático como el cuerpo. Así como se puede trabajar el cuerpo con diferentes asanas, así como se pueden trabajar diferentes ámbitos visibles, la posibilidad de percibir, de percibir realidades distintas, es algo que todos los seres humanos estamos capacitados para hacerlo. Tenemos que encontrar la técnica, la forma y eso está. Hay tradiciones milenarias que lo sostienen y a parte lo demuestran, entonces uno puede ver realidades más allá de las que se ven y cuando ves esas realidades más allá de lo quen se ven no las pensás, las ves.
De alguna forma, el gran trabajo nuestro, el desafío en el día de hoy, es tratar de que esto no sea un cursito más o una conferencia más. Tenemos que aprender a sentir y descubrir cual es el método de acceder a nuestro interior. Cuando empezamos a acceder a nuestro interior nos damos cuenta de que eso es verdad por lo menos es mucho más verdad que lo que podamos discutir o hacer. Teorías hay muchas, pero la percepción de la realidad, cuando la vemos es solo una.
Curiosamente lo que siempre han enseñado los grandes místicos, es que cuando se empieza a percibir la realidad, los que la perciben coinciden, no son verdades discutibles, son verdades que son un hecho, eso es verdad. Entonces, nosotros tenemos una pesada carga que es portar, pensar, intelectualizar y por intelectualizar nos alejamos de esta parte, de la parte de trabajar el sentir que es un trabajo. Así como es necesario invertir mucho tiempo para entender lógica, también tenemos que saber invertir o por lo menos saber trabajar poner la energía en percibir la intuición.

Tercera cuestión: otra pesada carga que portamos es que nosotros vivimos rodeados de malos entendidos y pongo un ejemplo básico. Un chico cuando va a catecismo, le enseñan que hay una historia de salvación. En esta historia cuando Moisés pasa el Mar Rojo, los egipcios también pasan pero de algún modo el Mar Rojo se cierra y los egipcios mueren y de alguna forma Dios avaló eso. Después al chico le dicen que Dios es amor, pero de alguna forma el catequista tiene que romperse la cabeza para explicarle que es el mismo Dios pero que la humanidad fue evolucionando.
Entonces, una pregunta simple es Dios mató a los egipcios o no? Y la realidad es que los mató. Dios castigó a los israelitas porque no habían cumplido con la ley. Y sí, es real, los castigó. ¿Pero cómo? Jesús dice que Dios es amor.
No les parece que es un gran malentendido ese. O es amor o no lo es, o Dios está dentro tuyo y trabaja para vos o no lo hace, o haces la voluntad de Dios o no la haces. Pero parecería que cumplir la voluntad de Dios es cumplir los siete mandamientos, pero después venimos acá y decimos que cumplir la voluntad de dios es sentir. ¿Cuál es la verdad, donde está? ¿se comprende lo que es un mal entendido?
Uno va a misa un domingo por ejemplo y escucha tres lecturas, la primera es del viejo testamento, la segunda es del nuevo testamento y la tercera es el Evangelio y a veces todo funciona bien, pero otras hay una lectura leída literalmente (estoy hablando de lo literal no la interpretación) y otra del evangelio y a veces no coinciden, entonces hay que hacer una especie de adaptación. Este ajuste indicaría por ejemplo que lo que hay que entender es que: el paso del Mar Rojo significa el bautismo. No es tan importante que Dios haya matado a los egipcios o no, lo importante es que han pasado por las aguas.
Es demasiado complicado, el corazón no siente así. Entonces preguntaría, por qué hay que pasar por esa especie de tortura mental para descubrir lo que es Dios o unirse a lo divino. Y, es complicado. Este es un ejemplo pero hay muchos más ejemplos ¿de qué? De contradicción. Uno aprende a vivir en la contradicción. Y Dios es bueno pero, qué dice el imaginario popular, y Dios lo castigó. Y cómo no va a tener razón si Dios castiga. No! Dios no castiga, lo enseña la teología. Sí los curas lo enseñan también, los pastores lo enseñan. Pero popularmente Dios castiga. Hay que tener temor a Dios. No, no es ese temor terrible, temor es una virtud. Sí pero por qué me la haces tan complicada, o temo o no temo. Si tengo que temer a Dios lo temo y si no, no lo temo. Pero me está diciendo tenés que tener temor pero temor significa reverencia. Entonces decime tené reverencia, no me digas temor.
Uno toma el Noble Octuple Sendero, o toma una práctica chamánica, o toma ciertos discursos incas y dice, esto es así, así y así. Por ejemplo, se es budista si se practica de lo contrario no se es. Nosotros estamos acostumbrados a ser creyentes y estamos disculpados a no practicar, y porque es tan complicado. Esa contradicción nos vienen desde muchos ámbitos y convivimos con ella. Es natural decir no hay que robar, pero bueno, un poquito está bien. Es natural decir, hay que ser monógamo, pero, que vas a hacer, es la carne.
Sería mucho más natural aprender otra cosa. Por qué no te vas conociendo, por qué no ves la causa de los errores, por qué la gente durante quince años siempre se confiesa de lo mismo. Se confiesa de lo mismo porque en realidad quiere seguir haciéndolo, pero al mismo tiempo si lo hace sabe que no alcanza la salvación. Entonces qué tiene que hacer. Ojo, estoy hablando desde lo que nos pasa culturalmente, no desde lo teológico, porque desde lo teológico esto es totalmente rebatible, estoy seguro, estoy hablado de lo que nos pasa a nosotros. Cuando uno registra sus contradicciones, fíjense que la contradicción viene porque uno está hablando de un Dios misericordioso, pero también de un Dios justo. Entonces, para algunas cosas Dios es justo " Dios te castigó", pero también "Dios es amor y te cuida". Si, pero pará que si te salís un poquito. Dios es un ojo que te mira, te está mirando. Hace veinte o treinta estaba la imágen del el ojo de Dios colgada en el baño de barones. Está mirando y tenia como una tablita donde contaba. Esta serie de malos entendidos a qué nos lleva, a que en el fondo seamos permisivos. ¿ con quién? Con nosotros y cuando uno empieza a ser permisivo con uno mismo es muy difícil que pueda acceder a su corazón o que pueda llegar a sentir verdaderamente.
¿Qué sería ser permisivo? Si sé que hacer tal cosa me hace bien, por ejemplo si se que estar conmigo me hace bien, ¿por qué no lo hago? Y porque me permito no hacerlo. Se que fumar me hace mal pero me fumo todo, bueno algún día cuando tenga fuerza de voluntad lo lograré. En realidad, está bien pero está mal. O fumas o no fumas, si vas a fumar fuma, si no no fumes, pero no estés en la contradicción del sí pero no. Ese sí pero no nos saca la felicidad, nos saca la vida, y ese es un punto importante. Estamos demasiado acostumbrados a decir, está bien que esto sea así, está bien que hay que ser bueno, pero no puedo. Entonces no lo soy.
Un ser humano necesita esperanzas, necesita saber que hay cosas que se pueden concretar, aunque sea un proyecto chiquito. Cuando tengo un proyecto chiquito, cuando tengo la energía, me pongo las pilas, eso se logra. Eso me hace sentir bien, me da entusiasmo, me da poder. Pero qué pasa, que continuamente en mi vida me permito no hacer aquello que dije que iba a hacer.
Cuando Jesús dice "que tu sí sea sí, que tu no sea no", no solamente está hablando de algo muy complicado, está dando la síntesis básica de lo que es la felicidad. Lo que diría el budismo o el chamanismo, hay que aprender a tomar posición. Si estás acá estás acá, si estás allá estás allá, pero no estés en el medio. Uno está acostumbrado culturalmente a vivir en el medio. Somos virtuosos pero más menos, o somos pecadores pero más o menos. Ya lo decía San Ignacio de Loyola, es más fácil que un ángel o un demonio tiente a alguien que está subiendo o que está bajando, pero no a los tipos que están en el medio, porque no se van a jugar ni por una cosa ni por otra.
Cuando uno viene a un seminario como este y empieza a trabajar temas del corazón, en el fondo está diciendo quiero ponerme en un lugar, quiero tomar una posición hacia algún lado. Obviamente que eso va a traer problemas, o va a obligar a tener ciertos compromisos y si uno no quiere autodestruirse, que es lo que normalmente se hace. Para ello, no hay que ser permisivo consigo mismo, si se asume un compromiso hay que cumplirlo. Nosotros, culturalmente, no estamos acostumbrados a sostener la palabra dada.
El cristianismo enseña el amor, pero en nombre de Cristo se ha matado gente. No podemos negar matanzas que tienen que ver con el cristianismo. Hablamos del genocidio de seis millones de judíos, pero cuántos indios murieron en América. Está la historia rosa, la historia oscura, uno se acostumbró adentro de uno a que también en nombre de Cristo se mate, es una aberración, pero estás acostumbrado.
No podemos cambiar toda la historia, no podemos rasgarnos las vestiduras y decir que mal que estuvieron, yo soy inocente. Es lo que pasó, y lo que pasó ya fue, pero el problema es como me ubico respecto a eso.
Uno tendría que hablar del presente y el presente es no ser permisivo conmigo, a tener palabra conmigo, no para afuera que está bien, pero el problema soy yo. No es posible una intuición verdadera, un autoconocimiento, o empezar a percibir con el corazón si digo cosas o me permito cosas que atentan contra lo mismo que estoy queriendo hacer. Esa es la raíz de toda disciplina, es la raíz de toda espiritualidad. No puede haber verdadera espiritualidad sin disciplina, sin orden, y el cristianismo se volvió una religión permisiva. No desde la teoría sino desde la práctica. Este es un tema a revisarlo en cada uno.
Quisiera remarcar algunos conceptos. El primero se refiere a que nosotros creemos en un Dios personal, en un Dios al que podemos hablarle y nos responde, esto es algo que pasa en occidente. En el budismo o en otro tipo de corrientes espirituales no necesariamente es así. Si lo hacemos está muy bien que lo hagamos, pero pretender pensar siempre en un Dios personal es delegar la responsabilidad afuera. Rezar, pedirle, agradecer al Dios que está afuera, pero seria muy importante empezar a pensar que uno debería mirarse adentro, rezarse adentro. En el fondo Dios no va a hacer nada de lo que yo no quiera, si la voluntad de Dios siempre pasa a través mío.
Segundo: de alguna forma el cristianismo tiene elementos muy válidos y muy fuertes que deberían comenzar a salir a la luz. Jesús siempre enseñó a trabajar con uno, el alma, la emoción, el sentimiento.
Hay muchas cosas de nuestra tradición que son muy buenas y que deberían reflotarse y tomar en cuenta estas otras que estuvimos viendo que son absolutamente negativas para crecer y registrarse. Es muy bueno que uno se ponga a pensar cómo habla de Dios, esa percepción que tuvieron hoy sobre cómo lo veían a Dios es muy bueno que uno la revise. Pero ojo, revisarla significa captarse hablando. Muchas veces uno dice, voy a ir a tal parte si Dios quiere. Y ya sea por la afirmativa o negativa se le delega la responsabilidad a Dios. No hay que mete a Dios donde Dios no entra. Entonces hay que captarse en nuestro lenguaje.
Estamos hablando muchísimo de Dios, muchas veces lo tenemos a Dios en la boca de una forma que nos limita la vida. No es un problemas solamente sicológico, es un problema vital, nos complica la vida. Si ustedes quieren saber cómo piensan de Dios, lo pueden pensar, pero se pueden mentir. Escuchen cómo hablan de Dios y van a ver que eso no miente.
Cuando uno empieza a trabajar para adentro el camino del corazón, el mensaje, es saber que las cosas dependen de uno. Si yo no hago un esfuerzo, si yo no trato de estar conmigo, no lo va a hacer nadie y es un poco el mensaje de este Seminario. Hay cosas que no va a hacer nadie si no las hago yo. Puedo a venir a danzar, puedo hacer lo que quiera, pero si no me meto va a ser una cosa más de otras tantas que hice en mi vida y que no sirven para otra cosa que para engrosar mi curriculum. El día que me ponga a trabajar conmigo enserio me daré cuenta que si no salió nada bien es por mí y si salió todo bien es por mí también. Le pido gracias a Dios por ayudarme, pero es por mí.
Como síntesis final, uno debería liberarse de la muleta teológica, de endilgarle a Dios cosas que no nos conviene asumir nosotros y aceptar nuestra parte en la vida que nos tocó vivir y empezar a trabajar y desarrollar la intuición para poder empezar a confiar en si mismo. No puede ser todo tan complicado en mi vida. Si hay un Dios, o si Dios está en mí me debería enseñar el camino, debería ser un mundo fluido, trabajoso pero encantador. Vivir es muy lindo, no puede ser tan complicado ni tan triste, no podemos vivir en un valle de lágrimas. Comenzar a enfrentarse con uno mismo y hacer lo que tenga que hacer, confiar en mí. Confiar que dentro mío hay intuición, que esas cosas que descubrí de Dios y que se que son verdad. Esas experiencias de Dios son de verdad.
Cuando empecé la conferencia les pedí que se tomaran un tiempo para ver qué pesaban de Dios y al final de la conferencia les pido que rebobinen sobre cuáles fueron las experiencias reales que tuvieron de lo divino y verán que son muchísimas. Cuando uno piensa a Dios en un minuto lo agota, ya lo pensé. Pero cuando uno se pone a pensar cuántas veces percibió la vida, percibió a Dios, haciendo algo, o por una intuición, una corazonada y la seguí, ahí estaba Dios o lo que yo llamo Dios o lo sagrado.